NO POR EL MOMENTO
TRECE AÑOS DE LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA
Wilfrido Terrazas
El viernes 23 de septiembre de 2016, día de célebre memoria, la Generación Espontánea, en pleno uso de sus facultades, ocupó acústicamente el edificio que alberga al Centro Cultural de España en el Centro Histórico de la noble y leal Ciudad de México, con el digno fin de festejar su décimo aniversario de vida. Fue una ocasión memorable. El edificio entero fue convertido en un objeto resonante y vivo, en lo que seguramente ha sido una de nuestras más afortunadas intervenciones en lugares públicos. Una década de improvisación y experimentación sonora tenía así un simbólico y feliz cierre que invitaba a una concienzuda reflexión. Reflexión, por cierto, que nunca sucedió. Hasta ahora.
Tres años después, la GE cumple 13, y se dispone ahora a celebrar con una trilogía de conciertos en la ciudad que nos vio nacer y que nos ha soportado todo este tiempo, para malestar de algunas personas y regocijo de muchas. Trece años de hacer música experimental en una ciudad que ha cambiado mucho desde que empezamos. Una ciudad que ahora se precia de tener una de las escenas más activas del planeta en el ramo (ciertamente no gracias a nosotros), por la que desfilan nombres de fama mundial, y una gama pluralísima de propuestas y contrapropuestas. Una ciudad en la que los festivales, los ciclos de conciertos, los venues y las bandas van y vienen, los presupuestos son magros y la vida es dura, pero en la que cada vez hay más gente haciendo y escuchando estas músicas raras. ¿Qué podemos ofrecer nosotros, trece años después, a los genéfilos y genéfilas del ex DF o de cualquier otro lugar? No somos ni decanos ni artistas emergentes. No señalamos ningún camino. Nos quedamos en algún punto intermedio, gozando, tripiando. Para citar a nuestros insignes invitados del primer concierto de la trilogía, los fenomenales Evoé Sotelo y Benito González: “nosotros ya sólo hacemos improvisaciones geriátricas”. Belleza. Quizá es el momento para mirar atrás y ver, agradecidos, toda la dicha que esta antibanda ha irradiado y también la que ha recibido de tanta gente estos trece años. Nuestro querido y entrañable Manrico Montero hubiera mandado aquí miaus infinitos. Nosotros, guiados por nuestro líder, el Gran Sultán, decimos, con un guiño cómplice, no por el momento.
(Este texto se publicó originalmente en la página de Desbordamientos.com, el 26 de agosto de 2019).
TRECE AÑOS DE LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA
Wilfrido Terrazas
El viernes 23 de septiembre de 2016, día de célebre memoria, la Generación Espontánea, en pleno uso de sus facultades, ocupó acústicamente el edificio que alberga al Centro Cultural de España en el Centro Histórico de la noble y leal Ciudad de México, con el digno fin de festejar su décimo aniversario de vida. Fue una ocasión memorable. El edificio entero fue convertido en un objeto resonante y vivo, en lo que seguramente ha sido una de nuestras más afortunadas intervenciones en lugares públicos. Una década de improvisación y experimentación sonora tenía así un simbólico y feliz cierre que invitaba a una concienzuda reflexión. Reflexión, por cierto, que nunca sucedió. Hasta ahora.
Tres años después, la GE cumple 13, y se dispone ahora a celebrar con una trilogía de conciertos en la ciudad que nos vio nacer y que nos ha soportado todo este tiempo, para malestar de algunas personas y regocijo de muchas. Trece años de hacer música experimental en una ciudad que ha cambiado mucho desde que empezamos. Una ciudad que ahora se precia de tener una de las escenas más activas del planeta en el ramo (ciertamente no gracias a nosotros), por la que desfilan nombres de fama mundial, y una gama pluralísima de propuestas y contrapropuestas. Una ciudad en la que los festivales, los ciclos de conciertos, los venues y las bandas van y vienen, los presupuestos son magros y la vida es dura, pero en la que cada vez hay más gente haciendo y escuchando estas músicas raras. ¿Qué podemos ofrecer nosotros, trece años después, a los genéfilos y genéfilas del ex DF o de cualquier otro lugar? No somos ni decanos ni artistas emergentes. No señalamos ningún camino. Nos quedamos en algún punto intermedio, gozando, tripiando. Para citar a nuestros insignes invitados del primer concierto de la trilogía, los fenomenales Evoé Sotelo y Benito González: “nosotros ya sólo hacemos improvisaciones geriátricas”. Belleza. Quizá es el momento para mirar atrás y ver, agradecidos, toda la dicha que esta antibanda ha irradiado y también la que ha recibido de tanta gente estos trece años. Nuestro querido y entrañable Manrico Montero hubiera mandado aquí miaus infinitos. Nosotros, guiados por nuestro líder, el Gran Sultán, decimos, con un guiño cómplice, no por el momento.
(Este texto se publicó originalmente en la página de Desbordamientos.com, el 26 de agosto de 2019).