El siguiente texto apareció publicado en el primer número (septiembre de 2015) de la revista del Laboratorio Mexicano de Improvisación que dirigía José Carlos Ibáñez hace algunos años. La revista ya no está disponible, así que me parece interesante rescatar aquí el texto. La GE cumplió recientemente 12 años de vida, y sigue dando guerra...
LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA:
APUNTES PARA UN ITINERARIO
WILFRIDO TERRAZAS
A finales de junio de 2015, la anti-banda de improvisación libre conocida como La Generación Espontánea (GE) ofreció en la Ciudad de México un concierto con el fin de celebrar nueve años de vida. Estábamos completos: Carlos Alegre, Darío Bernal, Alexander Bruck, Ramón del Buey, Misha Marks, Natalia Pérez, Fernando Vigueras y yo, además de algunos invitados especiales: el saxofonista Alfonso Muñoz y tres de nuestros amigos del colectivo Luz y fuerza: Cine Expandido. A medida que se acerca nuestro décimo aniversario, me parece importante rastrear nuestros pasos, así que, en mi rol de Heraldo de la GE y no sin ayuda, esbozaré aquí algunas líneas que ayuden a trazar el itinerario de esta singular agrupación anidada en el corazón de ese territorio en caos anteriormente conocido como México.
Canta, ¡oh Musa!, los nombres y linajes de los integrantes de aquel colectivo de improvisadores mexicanos que tantos sacrificios en tu nombre ofreciera…
La GE nació el 30 de junio de 2006 en un concierto en el que tocamos Carlos Alegre, Ramón del Buey, Isaac de la Concha, Alejandro Lara, Adnán Márquez y yo. El concierto, llevado a cabo en un club de la Ciudad de México llamado Pasagüero, nos entusiasmó lo suficiente como para que decidiéramos formar un grupo. Desde sus inicios, no obstante, la GE fue demasiado inestable como para ser considerada una banda. Por esa razón la llamamos “anti-banda.” Hace algunos años, escribí lo siguiente al respecto:
/antibanda/
Desde el principio me pareció fundamental considerar a la GE como algo inestable, impredecible, quimérico. Creo que esa idea era su esencia. De ahí que se me haya ocurrido que “antibanda” era la mejor manera de describirla. Quizá con los años de trabajar juntos hemos adquirido cierta estabilidad, cierto callo, pero creo que esta experiencia sólo ha acentuado nuestra adicción por la experimentación, por la adrenalina. Sigo creyendo que nuestros mejores resultados musicales son los inesperados, los espontáneos.
Así, Adnán ha estado lejos de México por muchos años, aunque ocasionalmente colabora con nosotros; y Alejandro e Isaac dejaron el grupo en 2009 y 2010, respectivamente. En cambio, Alexander Bruck se incorporó a la GE a su regreso de Francia a fines de 2006, y Darío Bernal hizo lo propio a su regreso de Inglaterra en 2007. Fernando Vigueras se integró al colectivo en 2008, Misha Marks en 2009 y, por último, Natalia Pérez en 2012.
Entona ahora, ¡oh Musa! los nobles hechos de tales dama y caballeros, que consideres dignos de perpetuar en tu nombre y gloria... o algo así…
En casi 100 presentaciones públicas, la GE ha experimentado con muchos formatos: concierto tradicional, sesiones, intervenciones site-specific, acciones sonoras, espectáculos y colaboraciones interdisciplinarias de varios tipos, etc. Si bien muchos conciertos en salas tradicionales y teatros han sido memorables (Bibi Gaytán me permite recordar ahora tres de ellos como ejemplo: uno en la Escuela Nacional de Música con Carlos Sandoval como invitado, haciendo improvisación con sus guantes con sensores; otro en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, con el extinto dúo Pygmy Jerboa; y uno más para clausurar el Festival de Música Contemporánea de Michoacán, en el Teatro Ocampo de Morelia), son sin duda las intervenciones en espacios no convencionales lo que ha sido el campo de acción más fértil de la Genebria. Museos, galerías, foros, salones de clase, salas de conferencia, ferias del libro, vestíbulos, centros culturales institucionales e independientes, plazas públicas, casas particulares, bares y hasta una biblioteca móvil han sido testigos y cómplices de nuestra música. Bibi, musa entre musas, me recuerda ahora algunos ejemplos: un toquín en la Plaza Cihualpilli, en Tonalá, Jalisco, en abierta competencia con varios vendedores de discos piratas y que, habiéndose grabado, se convertiría a la postre en nuestro disco Kiosco; una intervención en el MUAC, sobre una escultura sonora de Antonio O’Connell, compuesta por varios pianos destartalados; otra intervención en una prestigiosa universidad privada del DF, misma que fue censurada y no pudimos concluir, y que además derivó en el despido de los bienintencionados organizadores y el posterior desmantelamiento del departamento de cultura de dicha institución; los varios toquines, todos ellos fantásticos, que hicimos en el legendario Penthouse de Horacio –un lugar tan extraño como fascinante, salido de una película de mafiosos— incluyendo uno que fue grabado para un programa que Eugenia León conducía en el Canal 22; un curioso concierto dirigido a niños en el Museo El Papalote, con Cory Hills como invitado y con un montón de tubos color naranja oscilando en el aire; un concierto-fiesta de disfraces en el Museo del Juguete; una sesión que fue presentada espontáneamente por el poeta experimental y fundador de UbuWeb, Kenneth Goldsmith; entre muchos otros.
El itinerario de la GE está también en sus grabaciones, que documentan la conformación y desarrollo de un mundo sonoro extrañísimo. Por un lado están nuestros cuatro álbumes: el debutante y áspero reVuelta (2009), el ya mencionado Kiosco (2011), nuestro legado-a-la-humanidad-hecho-disco Cátedra (2011) y The Marvelous Transatlantic (2013), disco de colaboraciones con músicos residentes en Europa. Además, están las aportaciones que hemos hecho para compilaciones y antologías, que sería muy largo de enumerar aquí.
La Genebria ha gustado especialmente de colaborar con otros músicos y con artistas de otras disciplinas (danza, literatura, artes visuales) y muchos son los proyectos que en ese rubro nos han ocupado. Entre los más memorables está nuestro trabajo con el coreógrafo Benito González para su pieza G. Kala, nuestras colaboraciones con los ganadores de la convocatoria Nuestra GE. Tú puedes ser el alma de nuestro barrio (Ornella Delfino, Evelyn Vega e Iván Naranjo) y las múltiples ocasiones en las que hemos colaborado con nuestros hermanos del colectivo Luz y fuerza: Cine expandido, en especial el proyecto La misma horrenda fiesta, espectáculo audiovisual que literalmente llenó el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de luz y sonido. El historial de músicos invitados de la GE es notablemente largo. Además de los ya mencionados, Bibi sugiere esta pequeña lista: Wade Matthews, Jacob Wick, Carmina Escobar, Angélica Castelló, Emilio Gordoa, Jaime Lobato, Artur Vidal, Lawrence Williams, Angelika Niescier, Itzam Cano, Francesco Dillon…
Canta ahora ¡oh bella Musa! tus rolas favoritas de la Generación Espontánea, ese Omega de la música, como sólo tú sabes y ya despidámonos por hoy…
Nunca pensé que llegaríamos a pasar los nueve años de existencia. Es raro ver proyectos longevos en México, país del perpetuo ya-casi-llegamos. Quizá lo más curioso de la GE es el hecho de que haya sustentado su trabajo en la inestabilidad y aún así haya podido construir un sonido único y distintivo, en constante transformación. Genebrios todos, toquen pues El Árbol a todo lo largo de una escalera de caracol. Y el Coro Veneciano frente a frente. Dense la vuelta con el Lagarto circular, y traten de no hacer reír a Natalia. Diriman sus diferencias con algún Duelo. Suenen, planeen y cambien de plan una y otra y otra vez. Hagan los privados correspondientes. Prueben distintos ensambles. Que se haga la voluntad de Su Majestad El Gran Sultán.
Bienaventurados los que no se escandalizan de la Generación Espontánea.
LA GENERACIÓN ESPONTÁNEA:
APUNTES PARA UN ITINERARIO
WILFRIDO TERRAZAS
A finales de junio de 2015, la anti-banda de improvisación libre conocida como La Generación Espontánea (GE) ofreció en la Ciudad de México un concierto con el fin de celebrar nueve años de vida. Estábamos completos: Carlos Alegre, Darío Bernal, Alexander Bruck, Ramón del Buey, Misha Marks, Natalia Pérez, Fernando Vigueras y yo, además de algunos invitados especiales: el saxofonista Alfonso Muñoz y tres de nuestros amigos del colectivo Luz y fuerza: Cine Expandido. A medida que se acerca nuestro décimo aniversario, me parece importante rastrear nuestros pasos, así que, en mi rol de Heraldo de la GE y no sin ayuda, esbozaré aquí algunas líneas que ayuden a trazar el itinerario de esta singular agrupación anidada en el corazón de ese territorio en caos anteriormente conocido como México.
Canta, ¡oh Musa!, los nombres y linajes de los integrantes de aquel colectivo de improvisadores mexicanos que tantos sacrificios en tu nombre ofreciera…
La GE nació el 30 de junio de 2006 en un concierto en el que tocamos Carlos Alegre, Ramón del Buey, Isaac de la Concha, Alejandro Lara, Adnán Márquez y yo. El concierto, llevado a cabo en un club de la Ciudad de México llamado Pasagüero, nos entusiasmó lo suficiente como para que decidiéramos formar un grupo. Desde sus inicios, no obstante, la GE fue demasiado inestable como para ser considerada una banda. Por esa razón la llamamos “anti-banda.” Hace algunos años, escribí lo siguiente al respecto:
/antibanda/
Desde el principio me pareció fundamental considerar a la GE como algo inestable, impredecible, quimérico. Creo que esa idea era su esencia. De ahí que se me haya ocurrido que “antibanda” era la mejor manera de describirla. Quizá con los años de trabajar juntos hemos adquirido cierta estabilidad, cierto callo, pero creo que esta experiencia sólo ha acentuado nuestra adicción por la experimentación, por la adrenalina. Sigo creyendo que nuestros mejores resultados musicales son los inesperados, los espontáneos.
Así, Adnán ha estado lejos de México por muchos años, aunque ocasionalmente colabora con nosotros; y Alejandro e Isaac dejaron el grupo en 2009 y 2010, respectivamente. En cambio, Alexander Bruck se incorporó a la GE a su regreso de Francia a fines de 2006, y Darío Bernal hizo lo propio a su regreso de Inglaterra en 2007. Fernando Vigueras se integró al colectivo en 2008, Misha Marks en 2009 y, por último, Natalia Pérez en 2012.
Entona ahora, ¡oh Musa! los nobles hechos de tales dama y caballeros, que consideres dignos de perpetuar en tu nombre y gloria... o algo así…
En casi 100 presentaciones públicas, la GE ha experimentado con muchos formatos: concierto tradicional, sesiones, intervenciones site-specific, acciones sonoras, espectáculos y colaboraciones interdisciplinarias de varios tipos, etc. Si bien muchos conciertos en salas tradicionales y teatros han sido memorables (Bibi Gaytán me permite recordar ahora tres de ellos como ejemplo: uno en la Escuela Nacional de Música con Carlos Sandoval como invitado, haciendo improvisación con sus guantes con sensores; otro en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo, con el extinto dúo Pygmy Jerboa; y uno más para clausurar el Festival de Música Contemporánea de Michoacán, en el Teatro Ocampo de Morelia), son sin duda las intervenciones en espacios no convencionales lo que ha sido el campo de acción más fértil de la Genebria. Museos, galerías, foros, salones de clase, salas de conferencia, ferias del libro, vestíbulos, centros culturales institucionales e independientes, plazas públicas, casas particulares, bares y hasta una biblioteca móvil han sido testigos y cómplices de nuestra música. Bibi, musa entre musas, me recuerda ahora algunos ejemplos: un toquín en la Plaza Cihualpilli, en Tonalá, Jalisco, en abierta competencia con varios vendedores de discos piratas y que, habiéndose grabado, se convertiría a la postre en nuestro disco Kiosco; una intervención en el MUAC, sobre una escultura sonora de Antonio O’Connell, compuesta por varios pianos destartalados; otra intervención en una prestigiosa universidad privada del DF, misma que fue censurada y no pudimos concluir, y que además derivó en el despido de los bienintencionados organizadores y el posterior desmantelamiento del departamento de cultura de dicha institución; los varios toquines, todos ellos fantásticos, que hicimos en el legendario Penthouse de Horacio –un lugar tan extraño como fascinante, salido de una película de mafiosos— incluyendo uno que fue grabado para un programa que Eugenia León conducía en el Canal 22; un curioso concierto dirigido a niños en el Museo El Papalote, con Cory Hills como invitado y con un montón de tubos color naranja oscilando en el aire; un concierto-fiesta de disfraces en el Museo del Juguete; una sesión que fue presentada espontáneamente por el poeta experimental y fundador de UbuWeb, Kenneth Goldsmith; entre muchos otros.
El itinerario de la GE está también en sus grabaciones, que documentan la conformación y desarrollo de un mundo sonoro extrañísimo. Por un lado están nuestros cuatro álbumes: el debutante y áspero reVuelta (2009), el ya mencionado Kiosco (2011), nuestro legado-a-la-humanidad-hecho-disco Cátedra (2011) y The Marvelous Transatlantic (2013), disco de colaboraciones con músicos residentes en Europa. Además, están las aportaciones que hemos hecho para compilaciones y antologías, que sería muy largo de enumerar aquí.
La Genebria ha gustado especialmente de colaborar con otros músicos y con artistas de otras disciplinas (danza, literatura, artes visuales) y muchos son los proyectos que en ese rubro nos han ocupado. Entre los más memorables está nuestro trabajo con el coreógrafo Benito González para su pieza G. Kala, nuestras colaboraciones con los ganadores de la convocatoria Nuestra GE. Tú puedes ser el alma de nuestro barrio (Ornella Delfino, Evelyn Vega e Iván Naranjo) y las múltiples ocasiones en las que hemos colaborado con nuestros hermanos del colectivo Luz y fuerza: Cine expandido, en especial el proyecto La misma horrenda fiesta, espectáculo audiovisual que literalmente llenó el Teatro de la Ciudad Esperanza Iris de luz y sonido. El historial de músicos invitados de la GE es notablemente largo. Además de los ya mencionados, Bibi sugiere esta pequeña lista: Wade Matthews, Jacob Wick, Carmina Escobar, Angélica Castelló, Emilio Gordoa, Jaime Lobato, Artur Vidal, Lawrence Williams, Angelika Niescier, Itzam Cano, Francesco Dillon…
Canta ahora ¡oh bella Musa! tus rolas favoritas de la Generación Espontánea, ese Omega de la música, como sólo tú sabes y ya despidámonos por hoy…
Nunca pensé que llegaríamos a pasar los nueve años de existencia. Es raro ver proyectos longevos en México, país del perpetuo ya-casi-llegamos. Quizá lo más curioso de la GE es el hecho de que haya sustentado su trabajo en la inestabilidad y aún así haya podido construir un sonido único y distintivo, en constante transformación. Genebrios todos, toquen pues El Árbol a todo lo largo de una escalera de caracol. Y el Coro Veneciano frente a frente. Dense la vuelta con el Lagarto circular, y traten de no hacer reír a Natalia. Diriman sus diferencias con algún Duelo. Suenen, planeen y cambien de plan una y otra y otra vez. Hagan los privados correspondientes. Prueben distintos ensambles. Que se haga la voluntad de Su Majestad El Gran Sultán.
Bienaventurados los que no se escandalizan de la Generación Espontánea.